domingo, 31 de marzo de 2013

Ya lo sabías


En su día fue el bricolaje puro y duro. Después llegó la época de la informática masiva. En los dos casos hay herramientas y un desván. En ambos casos hay horas del día que están muertas antes de que se encienda la radio-reloj despertador. Claro que hay curiosidad y creatividad, sí, pero quizás un exceso de celo que no siempre trae cosas buenas.

Juan desatornilló la tapa de aquel ordenador con un protocolo de casa real británica llevando a cabo la extracción de tornillos no limítrofes, alternando uno sí y uno no. Desatornillando lo que antes atornillaron otros. Hasta que llega ese punto en el que el criterio empleado hasta el momento no puede seguir siendo eficaz. Para quitar la tapa hay que quitar todos los tornillos. En otro caso, será imposible acceder al interior.

Tras un proceso de limpiado más o menos clásico de las piezas giratorias y productoras de alivio de calor interno, y de la resolución de la ausencia de un par de conexiones, Juan consiguió que aquel aparato, en su día moderno, y en aquel día, una auténtica horterada tecnológica, se echase a caminar no sin unos minutos de tensión. Unos minutos en los que todo salta por los aires definitivamente o todo lo contrario, permitiendo que exista un puente entre dos orillas inseparables pero separadas. El ordenador se encendió y Juan pudo entonces escudriñar, como tácitamente había planeado nada más levantarse, el contenido fotográfico del cerebro del bicho.

Allí se encontró con la foto. La foto. Juan dejó de lado toda herramienta y permitió que solamente su respiración permitiese interrumpir el sonido del giróscopo ventilatorio interior, o más bien lo contrario. La foto. Juan la estiró hasta el porcentaje máximo que el arcaico hoy programa informático le permitía. Luego le quitó el color hasta dejarla solamente en escalado de grises mortales de noviembre, mes de difuntos. Juan la cerró y la volvió a abrir siguiendo la misma orden que sigues cuando buscas algo una y otra vez donde no está. No está porque ya lo sabías y además lo has comprobado y lo sigues comprobando.

Juan envió la foto a la papelera de reciclaje y a continuación dictó a su índice la orden de vaciar todo su contenido.

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