La
canela es una especia que proporciona a una infinidad de platos una sensación
de sabor y olor que salvo a cuatro raros, gusta a todo el mundo. Molida, la
canela le da al arroz con leche ese fondo de aroma que embriaga y sacia la gula
de los adictos al dulce. Hueles canela y enseguida recuerdas el sabor del arroz
con leche. La repostería de origen árabe, muy popular en provincias del sur de
España tiene en la canela, junto con la almendra, uno de sus pilares
fundamentales. Si recorremos locales del norte y centro de Portugal, otro tanto
de lo mismo. Galletas, bizcochos, pasteles y en fin, todo tipo de postres donde
la fragancia y el deje a canela le dan un toque de belleza no física, que
también, sino puramente química. También en esto tenemos pelea entre física y
química, ganando esta última el primer asalto, como siempre.
Sin
adentrarse en platos salados, repito: es generalizado el gusto por la canela
como elemento que se piensa en dulce.
Pero
si tomas una rama de canela, y en vez de
usarla para macerar leche hervida u otros elementos ingeribles, la troceas y la
rechupeteas como aquel que mastica regaliz, la canela ya no es ese elemento que
une todos los demás sabores dulces y parece que si no lo es, por lo menos aparenta
serlo también. La canela en rama es entonces muy fuerte y nada dulce. En el
paladar produce una sensación de picor y amargor que roza la repugnancia y
exagerando un poco hasta induce al vómito. La canela, esa especia que en
realidad vive de enmascarar a los demás y enmascararse a sí misma en lo dulce
para parecer el más dulce de los elementos, es en realidad, cuando la abres por
dentro, y extraes lo mejor de sí misma, un elemento casi ácido, casi amargo,
picante, fuerte y repugnante.
Así
son algunas personas. Como la canela. Vienen y van jactándose de ser canela,
embarcándose en lo dulce, en lo rico, siendo o queriendo ser postres sabrosísimos
y gustosísimos. Personas que salvo a cuatro raros, caen bien, muy bien, a todo
el mundo. Pero, aquí está el problema, personas que cuando las abres y las
masticas un poco, descubres que han vivido de rentas enmascarándose con lo
dulce como la canela, pero que en el fondo son como ésta: repugnantes.
Muy buena comparación!!!
ResponderEliminarMe encanta...
ResponderEliminarUmmm... Esta comparación de las personas con la canela viene motivada por alguna experiencia personal?
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarPor supuesto que no.
Cualquier parecido con la realidad de lo aparecido en este blog es pura coincidencia.
:)