martes, 26 de febrero de 2013

Al principio


Al principio,… al principio todo es mejor. Al principio no lo sabes todo, y esa dosis de misterio y de aleatoriedad en lo que te traes entre manos hace que sea todo atractivo. Al principio tienes que seleccionar las preguntas para no parecer muy cotilla. Al principio todo tiene emoción, todo tiene sentido, todo merece la pena, todo puede llamar la atención de los días de lluvia y todo, repito, es o puede ser mejor.

Al principio cada microgota de información la saboreas como el más lujoso licor, pensando que gota a gota vas a descubrir que por fin has triunfado, después de tantas etapas quemadas, o tantos días hilando fino para no se sabe muy bien qué. O sí. Quizás sí lo sabías pero no lo decías. Porque si lo dices, te pierdes.

Al principio del verano, todo es aún posible. Todos los planes tienen sentido, todos los conciertos pueden ser el mejor plan, todos los amigos van a llegar, todas las fiestas hasta el amanecer en la playa aún pueden ser posibles. Al principio aún no sabes quién puede que venga o que se vaya. Entre o salga. De la vida. De tu vida. Al principio aunque llueva, sabes que va a venir algún día bueno. Con sol.
Por eso cuando camino a casa escuchó en la tertulia radiofónica de referencia que lo peor de todo proyecto es el principio, los inicios, Ramón negó con la cabeza. Miró al fondo de la calle y pensó en todo lo que daría por volver al principio. 

Al principio.